En la zona de los loros
de un zóo que hay en Inglaterra
dicen hoy “trágame, tierra”
cuando ven el deterioro
que un papagayo grosero
les causa en la “lorería”
en la que oyen cada día
términos barriobajeros.
“Barney” es el papagayo
al que hay que ponerle freno
porque tiene un grave fallo:
su lenguaje es muy obsceno.
Si dice cuatro palabras,
tres, por lo menos, son tacos,
y es que está como una cabra
el maldito pajarraco.
Unas veces son eróticas
las palabras que pronuncia
de una manera insolente,
y, otras, son escatológicas
…en la acepción maloliente.
Él siempre ha de dar la nota
de una forma descarada:
más que un ave bienhadada,
animal es de bellota.
No voy a emplear aquí
su sucia forma de hablar:
si lo fuera a repetir,
el verso podría oler mal.
Pero lo peor de todo
es que “Barney” creó escuela
-aquí el que no corre vuela-
y hoy están todos los loros
con la misma cantinela,
y sus palabras son todo
taco viene y taco va,
insulto aquí, insulto allá,
y la cosa está que arde.
De ahí que los dueños del parque
tengan pensado mandar
a “Barney”, raíz del mal,
con los tacos a otra parte
o, si no, encerrarlo aparte,
pero separarlo ya,
que a los demás no coarte.
Mas, si un loro es malhablado
es porque habla mal el dueño,
ya que de un loro el empeño
es imitar a su amo.
A “Barney” ¿quién le enseñó
a ser tan maleducado?
¿Quién le hizo tan deslenguado?
Ésa es, al fin, la cuestión. From Barney, el loro malhablado.
de un zóo que hay en Inglaterra
dicen hoy “trágame, tierra”
cuando ven el deterioro
que un papagayo grosero
les causa en la “lorería”
en la que oyen cada día
términos barriobajeros.
“Barney” es el papagayo
al que hay que ponerle freno
porque tiene un grave fallo:
su lenguaje es muy obsceno.
Si dice cuatro palabras,
tres, por lo menos, son tacos,
y es que está como una cabra
el maldito pajarraco.
Unas veces son eróticas
las palabras que pronuncia
de una manera insolente,
y, otras, son escatológicas
…en la acepción maloliente.
Él siempre ha de dar la nota
de una forma descarada:
más que un ave bienhadada,
animal es de bellota.
No voy a emplear aquí
su sucia forma de hablar:
si lo fuera a repetir,
el verso podría oler mal.
Pero lo peor de todo
es que “Barney” creó escuela
-aquí el que no corre vuela-
y hoy están todos los loros
con la misma cantinela,
y sus palabras son todo
taco viene y taco va,
insulto aquí, insulto allá,
y la cosa está que arde.
De ahí que los dueños del parque
tengan pensado mandar
a “Barney”, raíz del mal,
con los tacos a otra parte
o, si no, encerrarlo aparte,
pero separarlo ya,
que a los demás no coarte.
Mas, si un loro es malhablado
es porque habla mal el dueño,
ya que de un loro el empeño
es imitar a su amo.
A “Barney” ¿quién le enseñó
a ser tan maleducado?
¿Quién le hizo tan deslenguado?
Ésa es, al fin, la cuestión. From Barney, el loro malhablado.
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