I argue here in castellano that the 'Foreign Residents' are undervalued by the Spanish authorities.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas, somos 352.289 los británicos que vivimos en España. Deberían de tener razón, ya que el INE nunca está mal informado. ¿Has visto las cifras que publican de vez en cuando sobre los turistas? Son exactos. Cincuenta y dos millones novecientos mil trescientos ochenta y dos o lo que sea (siento escribir que no me he molestado en buscar la cifra)... Da gusto una vez más festejar a los contables y economistas su empeño en sacar números tan exquisitos.
Espero que obtengan su recompensa.
Verás, ya que no hay controles en las fronteras con Portugal o Francia, gracias al Tratado de Schengen (de libre circulación), y como no se pueda controlar a los turistas que vienen a España, por ejemplo, en un coche/caravana, o que pasen sus cinco días (¡de media!) con unos amigos, o los que son de múltiples visitas por negocios, o los pobres negros que llegan por patera de camino a Francia, o los musulmanes con sus coches llenos a tope que pretenden cruzar la península lo más rápido posible en camino a Algeciras, o los que bajan del amarre un par de horas en el puerto de no sé que, resulta que el sistema de control (para sacar estos resultados tan sublimas) está efectuados por los hoteleros.
Los Residentes Europeos
Pero, viviendo en España, somos, insisto, 352.289 británicos de pura cepa. No 352.290 ni siquiera 360.000. Aquí, vamos exactos. Claro, esta cifra viene de los registros de empadronamientos que hay en los municipios nacionales. No incluyen los británicos que han vuelto a su país o que han abandonado España para, por ejemplo, irse a Portugal, ya que, ningún ayuntamiento en el extranjero va a comunicar a su homólogo español sobre un asunto así. Pero, de vez en cuando, algunos ayuntamientos donde “hay demasiados guiris” hacen una pequeña “limpieza étnica” para bajar un poco la amenaza del voto mal-informado. Al menos, esto es la sospecha. Pero, más importante, hay muchos europeos que sencillemente no se molestan en registrarse. ¿Para qué hacerlo? Según el ministerio de exteriores británico, la Foreign Office, hay entre 750.000 y un millón de británicos viviendo en España. Mas del doble de las mejores estimaciones españolas. ¡Figúrese, hay más ingleses aquí en este país que almerienses! ¡Y los españoles sin darse siquiera cuenta del fenómeno!
Como los británicos, también sucede lo mismo con los alemanes, los suecos, los irlandeses y los holandeses. Se lo digo en serio: las autoridades y los del INE no tienen ni idea.
Cada residente inglés, sin ir más lejos, gasta una media de mil euros en este país al mes. ¡Haz la suma! Un millón de ingleses son… mil millones de euros. Todos los meses.
Derrochan todo este dinero, aparte del gasto inicial de comprar una casa, un coche, electrodomésticos y todo el tinglado, además de crear puestos de trabajo, en los pequeños pueblos olvidados, moribundos y maltratados del interior de las provincias andaluzas (y la costa Valenciana, y las islas…) y los autoridades sin tener ni idea.
Turismo Residencial
Que los pequeños pueblos de la provincia, los que no tienen ni turismo, ni industria ni agricultura, se benefician de recibir muchas parejas mas o menos solventes que pretenden jubilarse allí en busca de la tranquilidad almeriense no es de sorprender, ya que se trata de un buen y necesario ingreso en los bolsillos locales, pero que los autoridades no lo sepan, o que ponen trabas - tirando casas y declarando “ilegal” hasta a varias urbanizaciones, o apoyando la compra forzosa de terrenos por razones comerciales (conocido en todo Europa por “the Spanish land-grab”), que hay corrupción institucionalizada, arbitrariedad, pufos, estafas; poblado por abogados, alcaldes y promotores “picaros”, que impere la codicia y el engaño – es sencillamente trágico para los pueblerinos de la provincia.
Lo anterior ha sido noticia en el resto de Europa desde hace un año cuando decidieron derrumbar la casa de una pareja de jubilados ingleses que vivían a gusto en la pequeña ciudad de Vera (que tiene la desgracia, como Marbella y cuantos más, de ser gobernado por un partido “pequeño e independiente”). Esta familia lleva desde entonces un año malviviendo en un garaje, sin agua ni luz. Una pareja de 65 años de edad. Sin compensación ni explicación. El politiquillo progre responsable por haber demolido la casa dice “mis manos están atadas, sólo cumplo con la ley”. ¿Y El Algarrobico?
Perdidas Garrafales
Haber tirado esta casa, y no pagar ni un duro en compensación, está costando a los almerienses cientos de millones de euros en ventas perdidas. Los europeos antes pensaban que en España reinaban las leyes de Europa. Ya no están tan seguros…
En Andalucía, región que gasta (y gracias al INE por contármelo) unos doscientos mil euros diarios en publicidad institucional, es fácil entender por qué los medios andaluces no quieren criticar al Presidente vitalicio Chaves y sus amigüetes por la pésima gestión de los últimos décadas. ¿Quién pagaría los costes de impresión? Los medios europeos sí hablan de aquí, pero los de aquí…
Se trata de la reputación española en el exterior. Empiezo a pensar en gallinas de oro y huevos rotos…
La otra semana, se organizó una protesta en la Ciudad de Almería. Un grupo de ingleses de avanzada edad, interrumpiendo el tráfico, gritando y caminando en sus zapatillas hasta… pero, ¡para ahora mismo! Sin hablar de sus reivindicaciones, tenemos una noticia de sucesos de primera. ¿Una cuadrilla de quinientos jubilados ingleses protestando en una gran ciudad?
Nada. Dos centímetros en La Voz de Almería. Luís Caparros, delegado provincial bla bla… legalizando las viviendas… bendito sea la Junta de Andalucía… etc etc. Unas líneas en El País según lo cual los europeos sueñan con comprar casas “ilegales” ¡porque les van a salir más barato! ¿Quién iba a pensar que los jubilados extranjeros, en busca de la tranquilidad, van a ir a vivir a otro país con tantas ganas de burlar sus leyes y poner en riesgo sus ahorros y últimos años de descanso?
Yo creo que se nos debe un respeto. Los Norte Europeos han traído vida a los pueblos. Mojácar, como ejemplo, estaba muriendo de miseria y pobreza en los años cincuenta. La riqueza que ahora gozan sus súbditos viene todo del exterior. Más de la mitad de este municipio son forasteros – muchos más si estuvieran todos inscritos en el padrón – pero no hay el más mínimo reconocimiento de ellos. No hay ni una calle para honrarles, ni un edificio ni siquiera un banco de madera. Ni Walt Disney – que dicen ha nacido en aquél pueblo almeriense hace un siglo – es recordado con una glorieta o una avenida supongo que por el pecado de tener un nombre extranjero.
Los europeos, ignorados por los políticos y las instituciones, empezamos a sentirnos marginados y molestos. ¡No tiréis nuestras casas!
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